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La autoría en la era del prompt: ¿Dónde reside la firma del retrato?

Algo que ha transformado la mesa de decisiones en la fotografía no es la calidad de la imagen, sino una pregunta fundamental: ¿Quién es el autor de un retrato o fotografía técnicamente perfecta, ejecutado por una IA?


Revista de negocios

La verdad es que la inteligencia artificial (IA) ha llevado la ejecución técnica a niveles insospechados.

La IA es capaz de crear imágenes impecables, pero esta perfección ha desdibujado la línea entre el creador intelectual y el ejecutor técnico.


Lo interesante es que la herramienta de IA, poderosa y sofisticada, es fundamentalmente ciega a la intención, que es la raíz de la autoría.


El valor de la fotografía corporativa no reside en la técnica, sino en la decisión humana detrás de cada elemento visual. Por ello, la autoría debe seguir a la mente que dirige esa decisión estratégica.



El proceso creativo y la paternidad de la obra

En el fondo, toda fotografía es un proceso creativo donde lo verdaderamente importante no reside en la herramienta, sino en la mente del usuario.


La eficacia de una imagen con fines comerciales se basa en la intención que la dirige.


Hablando de fotografía, estamos hablando de un proceso creativo en el que lo importante está en la mente del usuario. 


Incluso al usar la IA para generar contenido visual, esta necesidad de la visión humana es ineludible.


La IA es una sofisticada herramienta de síntesis, no de síntesis estratégica.


Para la fotografía corporativa, el proceso de creación de una imagen con IA implica un flujo de trabajo basado en la dirección de contenido. De ahí que se pueda justificar la utilización de la IA para tu foto de perfil de Linkedin por ejemplo.


Solo hay que considerar que el usuario no solo escribe un prompt técnico, sino que define el contexto de marca, el sentimiento que debe evocar y el objetivo de comunicación que debe cumplir ese retrato. Todos estos elementos que a veces son olvidados al utilizar una IA que da resultados aleatorios perfectos pero al final, aleatorios.


Y esto sucede porque la IA es un instrumento de producción asombroso que ejecuta, pero el diseño de la intención y la combinación de elementos para un fin de marca sigue siendo un monopolio humano.


La dirección de contenido como acto de autoría

La clave para determinar la autoría reside en identificar dónde se toma la decisión creativa no obvia.


La IA puede generar un rostro sonriente, pero no puede decidir por qué ese rostro sonriente es estratégico para la marca A y un gesto reflexivo es estratégico para la marca B.


El acto de autoría se fundamenta en la dirección de contenido que el humano impone al proceso:

  • Definición de marca: La elección de estilos, colores y composiciones que son coherentes con la identidad visual corporativa.

  • Decisión narrativa: El establecimiento de la historia que debe contar la imagen (autoridad, cercanía, innovación, tradición) y la combinación óptima de elementos visuales que lo logran.

  • Iteración intencional: El proceso continuo de modificar el prompt y refinar la imagen hasta que cumpla un propósito de comunicación definido. Esta voluntad de cambio y búsqueda de la eficacia solo es posible en la mente del usuario.


Esta es la confirmación de que el profesional de la imagen que realiza esta dirección de contenido es el verdadero autor, pues es quien transforma la capacidad técnica de la IA en un activo estratégico para la marca.


El verdadero límite de la máquina y la reclamación de la firma


obra fotográfica IA

El debate no se trata de si la IA puede generar una imagen técnicamente perfecta, sino de si la perfección técnica le otorga la autoría.


La autoría del retrato o fotografía se define por la inteligencia que establece el "por qué" y el "cómo" de la combinación visual, no por la herramienta que ejecuta el "con qué".


La eficacia de la fotografía de liderazgo está ligada intrínsecamente a la firma del creador, y esa firma requiere tres elementos clave que la máquina no puede sustituir:


  1. Visión estratégica: La capacidad de interpretar un posicionamiento de marca complejo.

  2. La combinación creativa: La inteligencia para elegir la combinación óptima de elementos y dirigir el prompt hacia un objetivo comercial.

  3. Intención: La voluntad de utilizar la herramienta (IA) para un fin específico, algo ausente en la máquina.


El profesionalismo reside en el valor de la perspectiva que ofrece el criterio humano, no en la velocidad del render de la máquina.


Me gustaría saber tu opinión, ¿Crees que el prompt debería ser considerado un derecho de autor o la especificación creativa que define la autoría?


Estamos viviendo una etapa en la historia del hombre, bastante interesante y creo que el debate ante este tipo de temas debería ser un must.


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